Gestionar a quienes intentan imponerte su poder

Los seres humanos tenemos al menos nueve motivaciones fundamentales, agrupadas por triadas, en las que se asienta nuestra personalidad, motores que nos impulsan a movernos por la vida en nuestra propia y personal búsqueda.

En la triada mental, están:

-los que buscan acumular conocimiento, aquí están los frikis tecnológicos, por ejemplo

-los que necesitan sentirse seguros y confiados, estos lo han pasado muy mal con el covid

-y los que buscan sentirse contentos, esperando que la vida siempre sea motivante. Son personas entusiastas, divertidos y algo impulsivos.

En la triada emocional, están:

-los que buscan sentirse conectados con otras personas, interesándose por sus cosas para conseguir esa conexión indispensable para ellos.

-los que quieren conseguir el éxito profesional, en las empresas hay muchos ejecutivos que son un claro ejemplo

-y los que necesitan sentirse especiales, distintos a los demás, personas con necesidad de sentirse originales y diferentes. Muchos artistas son de este tipo.

En la triada visceral, encontramos el tipo de personalidad que intenta imponer su poder frente a los demás. Los viscerales necesitan tener control de su entorno. Aquí están:

-los que necesitan sentirse poderosos y por lo tanto ejercen su poder sobre los demás. En las empresas y en la política hay muchas personas así. Sobre ellas basaremos este artículo.

-los que intentan alejar los conflictos. Suelen ser muy afables y simpáticos, la gente se siente cómoda en su compañía porque nunca entra en conflicto contigo, suelen adaptarse en exceso.

-y los que necesitan sentir control sobre la situación. En ocasiones se vuelven rígidos y puede parecerte que te imponen cosas, pero tienen un alto sentido de la justicia y nunca serán manipuladores.

Todos nosotros buscamos una de estas nueve motivaciones esenciales en nuestra vida, te lo aseguro.

Es difícil encontrar la nuestra si no estamos acostumbrados a la introspección, si no tenemos auto-empatía y no nos interesa o nos cuesta conocernos a nosotros mismos, pero seamos o no conscientes, una de estas nueve motivaciones básicas mueve tu vida. Examinar cada una de ellas será motivo de otro artículo.

«Aquí me interesa detenerme en el hecho de que existe una personalidad en concreto que necesita ejercer poder sobre los demás».

Para este tipo de personas las relaciones personales son relaciones de poder. Desde que se levantan hasta que se acuestan están midiendo sus fuerzas con los demás. Para ellos existen dos tipos de personas: las que tienen más poder que ellos, con los que tienen que competir, si es posible hacerlo, o hay que respetar si no es posible, y los que tienen menos poder que ellos, sobre los que se sienten libres de ejercer poder directo o incluso pueden llegar a despreciarlos si consideran que tienen falta de valor, ya que miden el valor a través de la fortaleza personal y la capacidad de imponerse.

Normalmente ocupan posiciones relevantes en las empresas y en los grupos sociales, entre otras cosas porque buscan hacerlo, puesto que es su motivación básica. En absoluto hago un juicio negativo de los que necesitan ejercer poder. Todos necesitamos de ellos, igual que también necesitamos del resto de los arquetipos que he descrito. Ellos son los líderes, los que toman las riendas, los que se arriesgan y nos guían a los demás. El mundo no puede sobrevivir sin líderes, sin personas que se echen la responsabilidad a la espalda.

Pero tampoco puede sobrevivir sin los demás tipos de personalidad, nos necesitamos porque nos complementamos. La humanidad nunca hubiera inventado la rueda sin los Investigadores (los que buscan acumular conocimiento). Y tampoco hubiéramos explorado el planeta y el espacio sin los aventureros (los que buscan que la vida siempre sea motivante). Y todos estos descubrimientos y aventuras seguramente hubieran fracaso sin el consejo de los que buscan sentirse confiados, que normalmente adelantan posibles peligros y contribuyen a garantizar la seguridad.

«Los poderosos son necesarios. La dificultad se presenta en muchas personas necesitadas de ejercer poder que no pueden desarrollar esa necesidad en contextos adecuados como su trabajo, la política o el liderazgo social, donde su empuje, dotes de mando y talento visionario son muy necesarios».

Y como se trata de una necesidad básica de su forma de ser que no pueden reprimir o evitar, la intentan desarrollar dentro de la familia, en su círculo de amistades o en su pareja y en ocasiones, si estas personas etiquetan a los que están en estos círculos cercanos de débiles o con menos poder, pueden llegar a ejercer su fuerza de forma tóxica. Sobre estas personas tenemos que aprender a poner límites y te voy a contar como hacerlo.

Si tienes un jefe de este tipo estás de enhorabuena, no hay nada peor que trabajar para alguien que no sabe lo que quiere, que no es firme, que no lo transmite y que ignora la dirección que se debe seguir. El poderoso será mejor o peor jefe en función de su equilibrio emocional, la pieza clave. Casi todos asisten a formaciones sobre liderazgo. El entrenamiento ayudan a aportar las pistas que necesita un líder para ir hacia adelante con éxito, pero las personas no hacemos cambios personales si no queremos o pensamos que no los necesitamos y cuando esto ocurre, no integramos lo aprendido en nuestros esquemas diarios. Quiero decir que las personas desequilibradas lo seguirán siendo si no se esfuerzan en cambiar, por muchos cursos que reciban. Sin embargo, más o menos maduro emocionalmente, una persona que necesita ejercitar poder sobre los demás en una posición de responsable de personas, sabrá guiar a su gente peor o mejor, pero lo hará.

Como dije antes, las cosas cambian cuando este tipo de personalidad no puede ejercer poder en el trabajo, cuando no está dentro de un grupo en el que puede desarrollar esta fuerza instintiva de su personalidad y decide ejercerla sobre ti, que eres su pareja, su familia, su amigo. En este caso estamos ante un problema. Tu jefe o el líder de tu grupo informal no se encuentra en una relación de igualdad, pero las relaciones personales sólo funcionan en términos de equilibrio real. De modo que es fácil que estas personas creen relaciones tóxicas. ¿Qué puedes hacer para hacerles frente?. Ponerles límites.

«Cuando comentaba sobre la manera en la que los poderosos entienden las relaciones, señalé que suelen despreciar a los que consideran débiles, suelen luchar contra los que consideran que tienen un poder similar para posicionarse por encima, no pueden evitarlo, y respetan a los que tienen un poder por encima al suyo. ¿Esto te da alguna pista? Eso es, para que un poderoso te respete necesitas demostrarle poder».

A veces esto es sumamente complicado porque ellos suelen tener una fisonomía imponente: hablan con cierta agresividad, suelen ser corpulentos y están continuamente enviando órdenes, ni siquiera se plantean que no vayas a hacer lo que dicen. ¿Con qué arquetipos funcionan bien los poderosos?

Se suelen llevar muy bien con los que rehúyen los conflictos porque no se enfrentarán a ellos para evitar discusiones, con los que buscan seguridad porque los poderosos les ofrecen confianza por su liderazgo y fuerza. También se llevan muy bien con los que quieren conectar. Este arquetipo suele adaptarse muy bien a las exigencias de los poderosos, suelen ser complacientes y saben cómo crear armonía con el poderoso, le dan una de cal y una de arena. Les obedecen y les exigen a partes iguales, algo que le gusta al poderoso. Es común ver parejas entre estos dos tipos de personalidad.

Sin embargo, en una relación pareja madura es necesario que exista una aportación equilibrada por parte de los dos integrantes para que pueda funcionar de manera saludable. Si uno de ellos impone habitualmente lo que hay que hacer comienza el desequilibrio y la pareja no progresa o no hace felices a los integrantes dentro de ella. Si tu pareja es un poderoso, puedes seguir el ejemplo del que conecta. Suele ser dócil, pero después pide su parte, así que termina reivindicando su sitio. Estas exigencias son entendidas por los poderosos como un pulso de poder y a sus ojos, su pareja adquiere valor porque ese es el único aspecto que para ellos es valioso en una relación.

«Si tu pareja es un poderoso que toma las decisiones, que suele imponer lo que hay que hacer, plántale cara, ponle límites. Dile que hay cosas que no quieres hacer o que no vas a permitir que decida sin contar contigo. Deberías planteárselo con asertividad, pero no olvides añadir una pizca de agresividad para que no suene a queja sino a imposición, esto calará sobre los dominadores que comenzarán a entender que tienen que respetarte».

Si tienes un amigo o un familiar así, estamos en una situación más difícil. Los poderosos suelen buscar alianzas, seguidores entre los amigos y los familiares para ir contra ti. Si no te haces respetar, ellos no te respetarán.

En los grupos de amigos suele haber un líder natural y casi siempre suelen ser personalidades poderosas que necesitan posicionarse en cualquier círculo personal. Estamos de acuerdo en que mucha gente se siente cómoda y confiada teniendo a alguien a quien seguir, pero hay una línea roja que este líder no puede traspasar y dónde de nuevo hay que estar atento para poner nuestros límites. Si te considera débil puede no respetarte dentro del seno del grupo, no contar con tu opinión o decidirá asignarte encargos que él o ella decidan. Si es tu caso y te sientes bien con la situación, adelante. En el caso de que te estés sintiendo manipulado, te aconsejo que cortes esta situación lo antes posible. Habla con el jefe del grupo y explícale lo que vas a hacer y lo que no, dentro de lo que te ha asignado. Tú decides si les das un montón de explicaciones que entienda como una muestra más de tu debilidad, porque en ese caso se impondrá aún más y no dudará en ridiculizar tus explicaciones, si es preciso, para conseguir quedar por encima de ti, especialmente si hablamos de una persona en desequilibrio emocional. Yo te aconsejaría que no des demasiadas explicaciones. Es mejor que simplemente le informes de qué has decido tú hacer. Recuerda, se trata de que te respete, de imponer tu poder.

Algo parecido ocurre en el caso de un familiar. Existen familiares que funcionan en siguiendo las mismas reglas que los círculos de amistad, los no consaguíneos (cuñados, suegros, etc.). La diferencia está en los vínculos de sangre donde existe una historia anterior.

«Bert Hellinger, en su teoría de las constelaciones familiares, establece la importancia de las posiciones dentro de un sistema y el sistema más importante es el familiar».

El sistema se rige por reglas de juego establecidas entre las personas que están dentro de ese sistema. Esas reglas, según Hellinger, vienen determinadas en gran parte por el lugar que ocupan dentro del sistema familiar. Por ejemplo, la relación de una madre y una hija nunca serán de igualdad, la madre siempre debe tener un lugar preeminente frente a su hija. Pero incluso un hermano mayor ocupa un lugar por encima de uno pequeño y le corresponde recibir respeto del él, algo necesario para que fluya el sistema. Pues bien, si tienes un hermano pequeño que es poderoso, puedes hacerle sentir que no estás en tu sitio preeminente, que estás a su misma altura en cuanto al equilibrio de poderes y ¿qué hace un poderoso cuando considera que está en igualdad de poder?. Luchar para situarse por encima y para ello puede buscar alianzas con otros hermanos, o con los padres, o con quien sea para conseguirlo.

Mi consejo es el de antes, no dejes que encuentre tu punto débil, sea este la duda, la culpa o lo que sea que esté utilizando para someterte. No le juzgues, piensa que esa es su naturaleza y que simplemente no la puede desarrollar en ámbitos saludables y lo intenta hacer dentro de la propia familia. No te dejes llevar por su manipulación, olvida la culpa, olvida que tienes que obedecer, decide lo que no quieres hacer o decir y no lo hagas.

Quizá tienes un tipo de personalidad que te impulsa a no entrar en conflicto. Quizá el poderoso te apabulla y te cuesta hacerle frente. En estos casos existe una herramienta muy poderosa, más aún que el enfrentamiento: ignorarle y no reaccionar. No obedecerle sin más.

En el ámbito del trabajo no es posible y en el de la pareja no te lo recomiendo porque dará fin a vuestra historia común porque mantendrá el desequilibrio, pero dentro del grupo social o de la familia, puedes ignorar al poderoso cuando intenta ejercer poder sobre ti, esta puede ser tu gran arma para no dejarte someter.

«Se avecina la Navidad, las cenas en las que pasaremos más tiempo en familia, en pareja, o con los amigos. Espero que este artículo te ayude a gestionar mejor a quien intente en estos días ejercer presión sobre tu libertad».

¡¡¡Feliz Navidad!!!

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