¡Un nuevo año! Experimentamos esas ganas de renovarnos y darnos una nueva oportunidad, comenzar de nuevo desde creo y establecemos los nuevos propósitos para el nuevo año.
Como otros Eneros, te dispones a escribir tus objetivos para 2022: hacer más deporte, aprender inglés o adelgazar, muchos de nosotros hemos establecido estos objetivos a lo largo de nuestra vida. Al colocar esos nuevos deseos sobre el papel, caes en la cuenta de que se parecen a los que escribiste en enero de 2021 y enseguida llega el desasosiego.
¿Por qué nunca lo consigues? ¿Cuándo vas a cumplir todas esas metas que te harán sentir bien por fin?
Te planteas que quizá esa sea la razón por la que normalmente no te sientes feliz y mantienes ese malestar constante que te acompaña. ¿Conseguir tus objetivos este año hará que te sientas feliz?
Concluyes que ser feliz no tiene que ver con conseguir objetivos, la felicidad no es un objetivo, dicen, sino el camino, algo que nunca has entendido muy bien. Seguramente se refieren al transcurrir de la vida, a como vives las pequeñas cosas del día a día. Por eso, a pesar de lo duro que a veces resulta ese camino, tú te esfuerzas en pensar en positivo cada día, no te permites expresar ningún mensaje pesimista que llegue a tu mente, haces meditaciones cada mañana y agradeces lo que tienes. Por muy complicado que resulte seguir adelante, tu sigues sonriendo y ocultas ese dolor sordo de fondo que por supuesto no compartes para no parecer tóxica. Haces bien las cosas… entonces ¿por qué no te sientes feliz?
Siento decirte esto, pero no lo has entendido, estar bien no tiene nada que ver con eso. Sonreír y hablar en positivo no convierte a alguien en una persona feliz, eso es una fachada.
«Voy a dedicar los 12 artículos de la revista de 2022 a darte 12 pistas que pueden ayudarte a sentir bienestar y felicidad. En este primer mes del año en el que solemos establecer nuevos propósitos, vamos a aprender a gestionar nuestras expectativas en relación a nuestros deseos».
Volvamos a tus propósitos de año nuevo, al momento en el que te das cuenta de que vuelves a desear las mismas cosas que no pudiste conseguir el año anterior y eso te genera ansiedad. Un paso importante es reflexionar y ser consciente de que no haces deporte porque procrastinas, de que no te comunicas bien con tus hijos porque imitas las conversaciones que tenían tus padres contigo. Si logras ser consciente de lo que te impide conseguir tus objetivos personales, estarás más cerca de poder llegar a ellos, pero tendrás nuevos deseos, nuevos objetivos que no consigues culminar, porque los humanos siempre queremos más.
Los deseos no conseguidos son una fuente importante de infelicidad, lastiman nuestra autoestima y contribuyen a crear ese malestar constante que nos acompaña, esa insatisfacción con la que convivimos, y que nos impide sentirnos bien. Buda decía que había que eliminar los deseos para alcanzar la paz interior, el sinónimo en el budismo a nuestra felicidad.
«Yo creo que es difícil que las personas vivan en un estado en el que no deseen conseguir cosas, sueños o metas, como aconsejaba Buda, pero si es posible aprender a gestionar nuestras expectativas sobre su consecución».
Los deseos son objetos o metas que queremos conseguir y cumplen un papel movilizador muy importante en nuestra vida. Si tienes un sueño, estarás motivado por conseguirlo y será un motor para tu vida. Si además lo cargas de ilusión será una importante fuente de energía positiva que te impulsará hacia adelante y aumentará tu autoestima. Por eso, mantengamos nuestros deseos. Sin embargo, aprendamos a gestionar nuestras expectativas respecto a la posibilidad de conseguirlos.
¿Qué significa gestionar nuestras expectativas?
El sueño es el motor para impulsarnos y la expectativa es nuestra creencia sobre cómo y cuándo vamos a conseguir ese sueño.
Si tu expectativa es muy exigente, si necesitas conseguir esa meta en poco tiempo o de una manera muy simple, sin esfuerzo, o peor, que sea un objetivo inalcanzable, lo más probable es que fracases a la hora de conseguir culminarlo y se convertirá en una importante fuente de frustración. Por el contrario, si tu sueño avanza sin una expectativa exigente seguirá siendo motor de tu vida y no fuente de frustración.
Vayamos al terreno práctico sobre uno de los objetivos que una gran mayoría comparte cada enero: adelgazar.
Si yo me planteo alcanzar mi peso ideal este 2022 (adelgazar 8 kg, por ejemplo), necesito gestionar adecuadamente mi expectativa al respecto. Para eso, fijaré un objetivo mínimo y uno máximo. El máximo se correspondería con mi peso ideal, la expectativa más alta, es decir adelgazar 8 kilos. Si lo consigo, será para mí una gran fuente de satisfacción. El objetivo mínimo podría ser adelgazar la mitad, es decir 4 kilos, una expectativa más fácil de conseguir. No estaré en mi peso ideal, pero estaré más cerca, estaré más delgada.
Ya sabemos como funcionan los objetivos, tendrás que plantearte cómo lo harás, como hacer frente a aquello que te impide conseguirlo cada año, lo que sea en tu caso: emociones y comida, procrastrinación, falta de disciplina, aburrimiento y comida, cada persona tiene una razón. Ser conscientes de como funcionamos cada uno de nosotros es fundamental para mejorar. Y tendrás que agendarte con fechas las metas parciales que tienes que ir consiguiendo para ir acercándome al objetivo final. Cada mes 666 gr como máximo y 333 gr como mínimo para llegar al final del año al objetivo máximo o al mínimo.
«Este año posiblemente te demuestres a ti misma que estableciendo metas que correspondan a expectativas razonables, el objetivo mínimo, eres capaz de conseguirlo».
Y lo mismo es aplicable a casi todo. Una agenda demasiado exigente en el trabajo te hará sentir mal al final del día al no haber sido capaz de afrontarla, aprende a colorear lo urgente e importante, el objetivo mínimo, para que pase de agenda imposible a agenda razonable. Otro ejemplo es el deporte. No puedes pasar de 0 a 100 el primer día, tienes que ir haciendo un trabajo paulatinamente creciente con metas asequibles cada día que irán aumentando tu esfuerzo hasta conseguir la meta máxima que te propusiste, o no, pero que cubrirán al menos al mínima.
Es bueno ser ambicioso. Buscar alcanzar tus sueños coloca el rumbo hacia el que avanzar y suponen una gran fuente de motivación. Conseguir lo que te propones es también una gran fuente de autoestima. Son las expectativas desproporcionadas y exigentes las que producen frustración y desmotivación.
«Creo firmemente que debemos perseguir nuestros sueños aunque jamás lleguemos a conseguirlos. Y debemos prepararnos para ser capaces de rebajar nuestra expectativa hasta el punto en el que aceptemos no llegar a conseguir lo que deseamos. Si puedes sentirte bien aunque no logres lo que deseas, no tendrás motivos para sentirte mal».
Elimina tus deseos, como aconsejaba Buda. Si no puedes, gestiona tus expectativas.
Durante este mes, se consciente de qué crees que necesitas para sentirte bien. En primer lugar, ¿seguro que necesitas eso?. Si definitivamente crees que si, regula tu expectativa. Evita sentir frustración por objetivos irreales que te autoimpones.
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